jueves, 6 de marzo de 2014

La chica del 3B

Cosas extrañas pasan en el 3B. 
Cosas simples y sonoras pasan en el 3B. 
¿Qué tendrá la chica del 3B? 
¿Necesita un poco de azúcar para ese cargado café? 

Llega un momento cuando estás atrapado entre dos paredes movedizas que intentan volver tus pulmones una simple estampilla que sencillamente pierdes cualquier sentido de la sensibilidad. Ya no sientes frustración, dejas de lado las ganas y la valentía para intentar detener al carcelero , las lágrimas se cansan de frotar; quizá se agotan, no lo sé. Pero luego de tantísimos sentimientos encontrados en una maldita guerra de galaxias, simplemente, el caos deja de ser caos. Se vuelve nada. O quizá deja de importarte, no lo sé. 

Y es en ese estado de quietud insensible, dónde todo deja de cobrar real sentido, ese todo se vuelve un mal cuento y hasta tienes la desfachatez de reírte del temporal. Lo observas todo con otros ojos, lo miras desde lejos, como quien observa el culebrón de moda en la televisión. Dejas de joder tus pulmones con la nicotina gastada que hasta tus abuelos fumaron, mientras analizas en qué momento todo comenzó a descarrilarse. Solo quieres que el tren explote o se dé contra cualquier bloque de concreto para hacer que pare. Pero no va a parar. Por más que ruegues el tren no va a parar. Estés montado en el o viéndolo largarse, eso ya no importa. No va a parar. 

En ese estado recoleto comienzas a enfadarte. No con los demás, no. Comienzas a enfadarte contigo mismo y con la puta idea de ser alguien mejor para andar. ¿De qué sirve una sonrisa cuando todo lo que quieres es partirse la madre a alguien? ¿De qué? 

Gritas, lloras, te pierdes y te vuelves a encontrar, como siempre. Y estás seguro que no harás nada, otra vez. Dejarás que el mal tiempo pase y que las aguas se calmen y  te morderás la lengua  rogando porque no te envenenes con tanto rencor que llevas dentro. 

Y te encoges de hombros, cantando «Harden my heart» a todo lo que te da la voz y los pulmones, mientras tus oídos dejan de escuchar lo que dice tu cabeza, porque sí, también tienes la canción a toda pastilla en los auriculares. Y comienzas a escribir  incongruencias, y te importa un carajo si esto es considerado literatura o no. 

La chica del 3B ha dejado de gritar. 
La chica del 3B ha dejado de llorar. 
La chica del 3B ha dejado de asentir. 


jueves, 27 de febrero de 2014

Noticioso

Hola a todos.

Bueno, como habrán podido darse cuenta me he hecho un espacio para poder cambiarle el maquillaje al blog. Así se ve más moderno y bonito, al menos a mi me gusta.  Todas las cosas como: autor, etiquetas, amigos, y demás, siguen estando allí, solo que al lado derecho. Es fácil de manejar, y... ah, sí. Generalmente lo estoy usando con el modo CLASSIC. Es más simple y bonito.

Otra noticia,  es que pronto saldrá una historia romántica contemporánea compartida con S.M. Afonso. Estamos pensando publicarla por wattpad.

Un beso ;)
Diviértanse.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Adiós, soledad.

Esta noche, como tantas otras que he tenido en mi vida, me la paso sentada frente a la ventana de mi habitación, mirando el cielo negro y las pequeñas luces que comienzan a encender esperanzadas. Cierro los ojos un momento, intentado absorber algo de ello pero no siento nada. El humo del cigarrillo no hace más que atontar más mi de por sí tonto cerebro y de relajar los músculos de mi espalda que han sido apaleados por el trabajo diurno. 

Es el momento preciso para dejar de pensar, para olvidarme de las cosas que fueron bien o fueron mal en ese día. Sé que fumar es matarse lentamente, que alguna parte de tu pulmón comienza a corroerse y a no oxigenar el torrente sanguíneo como debería, pero da igual. Mi abuelita decía que de algo debemos morir, y que nunca morimos por lo que más nos cuidamos. Já. Es para partirse de risa, ella dejó de fumar cuando vio la imagen de un pulmón inservible en la televisión y murió por una fractura de cadera. Pero las casualidades pasan. 

Y no, no pienses que es sorna... Yo  ¡Amaba a esa mujer! 

Aspiro nuevamente, sabiendo que es una virtud que pocas personas tienen el poder guardar silencio interno. Yo, sin duda, puedo decir que esos momentos son como flechazos. Pero qué silencio podemos absorber en una sociedad que piensa que mientras más fuerte es tu voz eres más valiente o más fuerte o quizá también más desinhibida. 

La ciudad te come, y el bullicio de los críos jugando en la calle no ayuda en nada. Cuando alguien quiere paz, lo único que encuentra es mucho sonido, luz, y desesperanza en cada intersección de calles. Da igual, siempre es lo mismo y tienes que aprender a vivir con ello. 

Frente a mi casa, hay un poste de alumbrado público que da justo a mi ventana, casualidad, no sé. Levanto la mano formando con los dedos una pequeña pistola y disparo hacia el foco. 

Ojalá te apagaras y me dejaras sola. 

A lo lejos un perro ladra, se escucha el ruido del caucho de las llanas al frenar repentinamente, un niño grita y alguien me llama para el siguiente turno. 

Adiós, soledad. 


miércoles, 29 de enero de 2014

Emmanuelle

Buenos días, Emmanuelle ¿Cómo estamos hoy? 
...
Buenos noches, Emmanuelle ¿Cómo te encuentras? 
...
Buenas tarde, Emmanuelle ¿has almorzado ya? 
...

Emmanuelle. 


La musa de mis versos está perdida, navegando sin mi aquiescencia en los canales truncos de su mente y a la deriva. Las piedras del río traen reminiscencias vagas de risas contagiosas o noches de infiernos helados, o quizá, también, sabores salados de caricias mustias. Observa la imagen fuera de casa, atravesando la prisión de su alma, difuminando el ventanal con su mirada ¿anhelante? Quizá.

Sus ojos se han vuelto fríos. Sus manos son caricias de muerte. Sus labios una aspa censurando sentimientos. Un recipiente vacío en el lugar del corazón. Una melodía sin letra en su boca. Un dibujo soleado borrado en la nevera en su cabeza. Un poema gris y oscuro es su amor. Se ha vuelto una rosa marchita ante mis ojos.

Ella es Emmanuelle, mi Emmanuelle. Mi dulce, dulce  Emmanuelle.

lunes, 27 de enero de 2014

Drenaje

12:10

Arde.
Quema.
Destruye...

La virulencia de tus pensamientos infames se desintegra con el conocimiento de la esencia. No intentes esconderla con tanto ahínco... Sigue intentando que el arder de un deseo terrenal llene y cicatrice las heridas de un corazón roto. Pugna porque la fantasía no se acabe, para que no tengas que sentir la caliente calzada contra tu cara y no seas abofeteado por los recuerdos, ni se mofen de ti todas tus inseguridades.

Y si puedes...
solo si puedes...
                        Libérate. 

-Es posible que tengas aún un premio consuelo-

12:13

sábado, 25 de enero de 2014

Tengo unas jodidas ganas...


Tengo unas jodidas ganas 
de decirte que te amo. 
De balearte con mis besos, 
achucharte con mis versos, 
con mis brazos, 
con mi cuerpo. 

Tengo unas jodidas ganas 

de que seas tú, 
siempre tú, 
el camino de mi bloqueo. 

Tengo unas jodidas ganas 

que estos relatos de amor 
tengan tus iniciales.
Y tu sangre.
Y tus lágrimas. 
Y tu boca.
        —Rosada, carnosa, besable, masticable— 

Tengo unas jodidas ganas

de susurrarte. . .  a m o r 
al oído. 
Decirte al son de la vieja escuela:
                          No importa si el tiempo pasa;
                          si el café se enfría,
                          si el cigarrillo  se apaga,
                          piensa siempre que mi amor por ti no expira.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Tiempo detenido (Relato corto)

Un frío de muerte penetró en mi piel calando mis huesos. La humedad del ambiente me impidió respirar con la misma facilidad de siempre y el carraspeo en mi garganta intentó ayudar a que se abriera, pero falló en el intento. Pensé en por qué, en si quizá debería… pero el sonido de mi propio nombre interrumpió mis pensamientos. Oteé alrededor, sintiendo que mi corazón detenía su caminar. Paré la oreja, atento, el aroma a canela molida y tabaco masticado perforó mis fosas nasales.
El sonido de una botella corriendo hizo que levantara la cabeza. Mi garganta se contrajo y los bellos de mis brazos se elevaron. Intenté dejarlo pasar, pero mi estómago comenzó a dar vueltas como una centrífuga dentro del abdomen y las arcadas no tardaron en llegar. Yo conocía aquello…

Jacques

Jacques

Jacques

Se petrificaron mis pensamientos. La piel comenzó a escocer y el frío arreció atrofiando mis movimientos. Sentí el pánico mudo recorrerme.
“No debes temer”

El chirrido de dos superficies me crispó los nervios y giré para ver lo que se escribía sobre el espejo. Mi estómago no aguantó la presión y lo vacié. Las palabras escritas resonaban en mi mente como un tambor de guerra, seguidos de una carcajada metálica.

“He vuelto, cariño”